martes, 27 de enero de 2009

Las impresiones de Rocío del Alba Ruiz sobre la Exposición - Performance


Esta semana era esperada por todos por la realización de algo que quedaba por terminar desde el trimestre anterior, como es obvio, hablo de la famosa Performance, que a estas alturas, creo que queda claro qué es y de qué va.
Sí, después de muchos meses en los que nuestro grupo compañero ha planificado como sería, lo que llevaría la exposición y demás, se ha realizado este viernes en nuestro instituto desde las ocho y media de la mañana hasta las once dicho acto.
Aunque como ya he dicho el asunto se llevaba trabajando desde principio de curso, han sido en estas últimas semanas cuando más se ha notado la presión debida a que se acercaba la fecha y muchos, como yo, no teníamos ropa hasta el día antes.
Sería conveniente que explicara previamente las divisiones del acto y los cargos que debíamos ejercer cada uno. El salón de actos se ocupó por completo por carteles explicativos sobre diferentes temas relacionados con la II Guerra Civil, dibujos aportados por los alumnos de Educación Plástica y Visual de 4º de ESO, fotografías reales de los acontecimientos ocurridos y otras realizadas por los alumnos de los dos bachilleratos de primer curso, vídeos sobre el mismo tema, discursos de Hitler y una presentación en PowerPoint.
En cada una de estas partes se situaban alumnos de primero de bachillerato que explicaban a los que visitaron la exposición los carteles, dibujos, películas, fotos, etc. Además, también había otras personas que se ocupaban de controlar los vídeos y la entrada al salón de actos.
Cada persona llevaba asignada una vestimenta especial que caracterizaba su función.
Sería una pérdida de tiempo explicar el desarrollo de cada cosa que estuvo presente en aquella exposición, por una parte porque ya está explicado en los diferentes blogs de los alumnos y, por otro, porque es de imaginar el trabajo que requiere una actividad como esta, en la que todos hemos tenido que currar para obtener buenos resultados, que por cierto, se han obtenido.
Hablaré ahora de la parte de la Performance, de la que yo formaba parte activamente y la que llamaba más la atención. Situados en el escenario del Salón de Actos, alumnos de P.I. de bachillerato se vistieron de presos judíos. Había chicos y chicas, juntos pero no revueltos. A lo que iba, nuestra indumentaria debía ser propia para el momento y la situación: basándonos en que nos encontrábamos en la década de los cuarenta, en un campo de concentración con condiciones infrahumanas, la ropa elegida fue caracterizada por parecer vieja, a ser posible de rayas.
Aparte de nosotros, con nuestra indumentario y nuestra estrella de judíos en el pecho, en aquel escenario había varios palés sobre los se recreaba la acción y unas mantas con el mismo fin.
Lo importante viene ahora, comentar el ciclo de la exposición. En primer lugar se controló el paso de alumnos por Rosa y Silverio, que elegían a uno de los que entraban y lo calificaban de judío, obligándolo a llevar una estrella judía y a sentarse en un lugar del escenario, con el fin de ambientar. Luego se seguía pasando, observando y escuchando las explicaciones de las diferentes partes que ya he mencionado, hasta llegar al escenario, donde, los prisioneros estábamos durmiendo en estos palés, tapados por mantas y luego, nos despertábamos, viniendo más la hora de comer, en la que todos comíamos de un mismo plato sobre el suelo, lo que se dice supervivencia, vaya. Tras esto, los médicos (otro papel importante) nos formaban para comprobar nuestro estado de salud, y algunos, éramos elegidos para ir a las duchas, donde moriríamos. Otros, se dedicaban a realizar tareas, en este caso, nuestra compañera Judith limpiaba el suelo.
Por todo el circuito se encontraba mi compañero José Juan, representando a Hitler, intentando imponerse a todos los demás para crear una imagen parecida a la de Hitler.
Esto fue lo que realizamos durante las casi tres horas que duró el acto, con este itinerario que se repetía cada, aproximadamente, quince minutos.
Contamos con la visita de casi todos los alumnos del centro y también, la del alcalde de nuestro pueblo, Francisco Carrera, sin duda para nuestra sorpresa.
El fin de todo esto era que todos conocieran lo sucedido en los campos de concentración y el sufrimiento que pasaron tantas personas sin motivo razonable.
Cuando hubo terminado todo, recogimos todo el salón de actos como buenamente se pudo para que pudiera ser utilizado por los demás compañeros del centro.
Tras haber explicado el proceso, viene mi opinión personal sobre todo esto. Pues bien, desde el primer día en que Miguel Roa nos dijo en clase que si nos ofrecíamos voluntarios para representar un campo de concentración vestidos de rayas en el salón de actos dije que no, no estaba dispuesta. Luego, al poco tiempo, la idea se fue puliendo y el tema me llamó la atención.
Me animé a participar, indudablemente, por la repercusión que tiene en la nota, pero, además, porque cuando somos muchos los que participamos en algo, si algo va mal, nos podemos ayudar unos a otros y, además, es algo que no había hecho nunca y no estaba solo, iban mis amigos también.
Ahora no me arrepiento de haber participado pero para ser sincera no creía que esto fuera a funcionar y cuando pensaba que me tenía que vestir delante de tantas personas y “actuar”, por así decirlo, me entraban esas cosquillas por dentro que no eran ni muchísimo menos positivas.
Por cuestiones personales, no me gusta que la gente me mire, y puede sonar egocéntrico pero aunque sabes que no te miran solo y exclusivamente a ti, estás ahí y crees que la única que actúa y va mal vestida eres tú.
Los primeros minutos en los que tuve que hacerme la dormida, despertarme y tal lo pasé fatal, miento, fue peor que fatal. Será cosa de la personalidad, que soy vergonzosa o no sé, pero aparte de las ojeras que llevaba pintadas, seguramente se vieron incrementadas por mi indisposición.
A pesar de todo esto, que pueden parecer comentarios completamente negativos, no lo son, me siento muy, reitero, muy satisfecha de haber tomado parte de algo así, porque después de todo lo que pasamos para montarlo, los nervios que a mi parecer son normales cuando te enfrentas a cosas nuevas y las inseguridades, salió bien y las recompensas, como su nombre bien dice, recompensan todo esfuerzo o vergüenza que pudimos pasar.
Disfruté muchísimo mientras repetíamos la actividad de los campos de concentración, claro está, que pasados los primeros minutos, como ya he dicho.
Esta opinión personal verifica lo que hablé al principio de este artículo, mencionando que todo lo nuevo da miedo y no queremos probarlo por eso mismo, temor. Lo importante viene cuando sabemos canalizar nuestros miedos en algo positivo y arriesgamos, no siempre tienen por qué ser resultados buenos pero en cualquiera de los casos, nos servirá para próximas experiencias en nuestra vida.
Y bueno, esto es todo o espero que lo sea, al menos por hoy. He aquí el testimonio de una de las semanas más ajetreadas que hemos tenido en Proyecto Integrado.
Buenas noches a todos y hasta pronto.

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